Un estudio de enero pasado publicado por Alex Wissner-Gross, un físico de Harvard, señalaba que “llevar a cabo dos búsquedas a través de Google desde un ordenador de sobremesa” podía “producir la misma cantidad de dióxido de carbono que poner una tetera a hervir, unos 7 gramos de CO por búsqueda”. Google 2 replicó, y el físico otorgó que esa cantidad es mucho menor, 0,2 g por una búsqueda que dure hasta un segundo. La huella medioambiental de 7 gramos, explicaba Wissner-Gross, aludía a una búsqueda más compleja, implicando varias tentativas y consumiendo varios minutos. A diario se llevan a cabo 200 millones de búsquedas, que a entre 1 y 10 g de emisiones de CO por búsqueda 2 suponen la emisión de mil toneladas diarias a la atmósfera. De acuerdo con un dato que aporta The Times,Gartner señala que la industria de IT mundial ya contamina igual que la de la aviación.
Islandia ha saltado a la fama por la quiebra de sus bancos, antaño admirados por su agresividad e instinto. En busca de soluciones para salir del negro pozo de la recesión, sus autoridades han empezado a desarrollar un plan para ofrecer su territorio como punto de despliegue de la infraestructura global de servidores. El frío ártico y las aguas heladas de sus ríos y mar proporcionan también el medio necesario para templar los equipos informáticos de forma gratuita en virtualmente todo su territorio. Parece que, más aún que la necesidad, el frío aguza el ingenio.
Artículo de José Luis Nueno publicado en Dinero – La Vanguardia, el día 06 de Diciembre de 2009
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