Cómo seremos dentro de 20 años

¿Veinte años no son nada? Basta ver cómo éramos en 1990 para comprobar que muchas cosas pueden cambiar en muy poco tiempo

¿Cómo será el mundo dentro de dos décadas? Hemos preguntado a unos expertos su visión. El pronóstico no tiene por qué cumplirse, pero vamos a imaginar, por unos instantes, cómo será nuestra vida. ¡Bienvenidos al 2030!

1. Familia: “La mujer será el eje de la familia”
Hablar de familia como núcleo homogéneo será cada vez más difícil. Según Jean-Claude Kauffman, “lo que estará en el corazón del modelo familiar será el individuo. De hecho, el número de solteros no deja de aumentar desde hace medio siglo”, recuerda. En cuanto a las relaciones de pareja, también se fundamentarán, de alguna manera, en este concepto: los cónyuges vivirán juntos, pero ninguno estará dispuesto a renunciar a su autonomía. Con todo, Kauffman cree que la gente seguirá queriendo compartir su vida con alguien. “Es contradictorio, pero junto a este impulso de libertad, al mismo tiempo se aspirará a tener a cierta estabilidad y a contar con un apoyo psicológico, aunque no para toda la vida. La regla de oro de la pareja será la confianza y el reconocimiento mutuo. Este será el nuevo contrato.Más allá de visiones muy idealizadas o románticas, la convivencia y el matrimonio se concebirán como un lugar de caricias y de consuelo ante las dificultades de la vida”. Este sociólogo francés, autor de libros de gran éxito como Irritaciones o La primera mañana (Ed. Gedisa), opina que no habrá más divorcios.”Han tocado techo. La gente ahora se casa más tarde, en coincidencia con un aumento de la esperanza de vida”.En su opinión, la relación de pareja será el anillo débil de la familia. “En cambio, el anillo más fuerte será la relación mujer-hijo. La mujer será el eje central del hogar, la locomotora. El hombre, un mero vagón. La sociedad será más matriarcal”.

2. Informática y tecnología: “Conectados a todas horas”
Dentro de 20 años internet formará parte de nuestra vida y de nuestro paisaje, gracias a una conectividad permanente. “La palabra que resumirá todo será mobiquity: movilidad y ubicuidad. Estaremos siempre en movimiento y siempre en línea, entre nosotros y con lugares y objetos. Y cada objeto tendrá una forma de inteligencia”, asegura Francis Pisani, uno de los máximos expertos de tecnología. Por ejemplo, el móvil entenderá a través de su GPS que entramos en un concierto y se apagará solo. Los dispositivos nos comunicarán información y recibiremos mensajes constantemente. “La clave será que todo el mundo pueda participar y aprovecharse de ello, lo que supone un desafío para la educación y la formación. En el futuro, la cuestión será la calidad y el uso de la conexión, no la conexión en sí”. Pero a parte del riesgo de generar una clase de excluidos de esta revolución digital, queda mucha incógnita sobre qué va a hacer el consumidor con esta tecnología y el uso social que se le va a dar. “Pocos imaginaban que Twitter fomentaría la llamada comunicación horizontal. Creo que aumentará la influencia de aquellos movimientos formados por personas que ni siquiera se conocen directamente, como asociaciones de consumidores o redes sociales. La última campaña electoral de Estados Unidos ya ha demostrado la importancia de este colectivo”. Para Pisani, “el saber, que era monopolio de unos pocos, desde maestros hasta medios de comunicación, pasará a ser compartido y difundido con gente local o expertos de la materia”. Con toda probabilidad, los internautas seguirán produciendo cada vez más contenidos y lucharán para que siga aumentando la calidad . “Hay que advertir que esta evolución puede no ser lineal. Existen amenazas sobre la interoperabilidad de los distintos sistemas informáticos y la propiedad de las redes. Con toda seguridad aparecerán nuevas problemáticas sociales y culturales”.

3. Formas de trabajar: “Movilidad y flexibilidad”
En 20 años, las formas de trabajar cambiarán radicalmente. Según el profesor del IeseJosé Ramón Pin, “el sistema económico se basará en tres ejes. El primero será la fábrica industrial clásica, que producirá los instrumentos de nuestra vida diaria. Aquí se mantendrán las costumbres del siglo XX: horarios fijos, contratación de plantilla, lugar de trabajo. Pero dentro de 20 años esta rama tendrá menor importancia y menos efectivos, debido a la fuerte automatización de los procesos. El segundo será la economía del conocimiento. Será el eje dominante, donde se podrán alcanzar remuneraciones más altas. Los horarios serán totalmente flexibles y serán esencialmente llevadas a cabo por autónomos o free lance. El concepto de oficina desaparecerá y será una estructura residual para aquellas tareas burocráticas. Este colectivo trabajará un poco en casa y el resto en el lugar dónde tendrá lugar el proyecto. Se premiará la flexibilidad y la adaptabilidad. La retribución pasará a ser totalmente variable. La tercera ramade la economía será la de las relaciones personales: el cuidado de la tercera edad, la salud, la educación. Aquí, gran parte de la remuneración será fija y una parte variable. El lugar será el de la persona objeto del cuidado: donde reside el enfermo, el mayor o los niños. En este sector, la inteligencia emocional será muy valorada”. Según Pin, “en 20 años tendrán éxito las personas que sepan aportar capital intelectual a su profesión: los emprendedores, los artistas, los inventores, los creativos, mientras que el simple trabajo administrativo estará condenado al declive. Pin destaca otra novedad relevante: la incorporación de la mujer al mundo laboral gracias también a que se exigirá menor carga física. “Vamos hacia la feminización de la sociedad. Y esto hará que el trabajo no será la prioridad, sino que se valorará más la calidad de vida y las relaciones personales. Porque ellas, más que nadie, saben que el hombre es un ser humano que se relaciona”.

4. Salud y sanidad. “Tratamientos personalizados y no invasivos”
Tendremos buena salud y sobre todo sabremos tratar nuestras dolencias mejor. El catedrático Miquel Vilardell cree que las enfermedades genéticas van a disminuir debido a que se avanzará en el estudio del genoma. “Nuestras mutaciones genéticas podrán conocerse. Se podrán prevenir haciendo manipulaciones”, asegura. En cuanto a las enfermedades del entorno relativas al medio ambiente, como las pulmonares, podrán disminuir si tomamos cartas en el asunto de la contaminación (y siempre que un ataque de bioterrorismo no estropee los planes). Las enfermedades relativas a la alimentación disminuirán, porque mejoraremos la calidad microbiológica de los productos vegetales, su conservación, también con la ayuda de los transgénicos. Esto hará que disminuyan también las alergias. En el frente negativo, “aumentarán las patologías relativas a la globalización. Es decir, que aparecerán nuevas infecciones –como la gripe A– e incluso podrán reaparecer las antiguas. También aumentarán las relativas a la salud mental y las psíquicas, debido al aumento del estrés y de la competitividad. Seremos más depresivos y más hipocondríacos”. Buenas noticias para el cáncer: “Con el cáncer pasará un poco lo que ha pasado con el sida: se podrá tener una calidad de vida aceptable gracias al avance en tratamiento específicos. Se transformarán en enfermedades crónicas”, asegura Vilardell. Avanzará la investigación molecular y no será imprescindible operar. “La cirugía como la hemos conocido cambiará, gracias a la robótica. Será menos invasiva, más precisa, con menos efectos adversos. A través de un pequeño agujero corporal se intervendrá con menos impacto”, dice Vilardell. Gastaremos más en salud, pero viviremos más años y dispondremos de más ingresos para pagar.

5. Educación: “El profesor será un moderador”
Andreas Schleicher es uno de los responsables del conocido informe Pisa sobre la calidad de la educación. “Hace años el profesor tenía el monopolio del conocimiento. Dentro de 20 años no será así. El profesor será un moderador, un guía que orientará los diferentes contenidos que los mismos alumnos habrán encontrado. La enseñanza será cada vez más individualizada”. Schleicher cree que se mantendrá el modelo escuela, profesor, clase, alumno, pero todo será distinto. “Antes te preparaban para convertirte en alguien que haría un trabajo toda la vida. En 20 años, los alumnos saldrán preparados para elegir lo que quieren ser y para ser muchas cosas a la vez”. El entorno escolar cambiará profundamente con la aportación de las nuevas tecnologías. “Las aulas serán tecnológicas. Los libros serán digitales. Pero ya no habrá el mismo libro para todos, sino que los profesores ofrecerán a los alumnos una batería de fuentes con las que informarse”, afirma. La escuela se convertirá en un ámbito de formación y aprendizaje: “El colegio tendrá competidores: la familia, los amigos, pero también la web y las redes sociales”, según este experto. En cuanto a los problemas de autoridad, Schleicher es optimista. “No es verdad que habrá más problemas de disciplina. Si la enseñanza va a estar centrada cada vez más en el individuo, todas las personas se sentirán más motivadas. Para ello, el profesor tendrá que tener más libertad y la posibilidad de aplicar pedagogías distintas. Sólo así será capaz de sacar lo mejor de sus alumnos”. Habrá más inmigrantes, pero esto no supondrá problemas si la enseñanza es capaz de adaptarse a las exigencias de cada persona. “Antes la escuela era el único lugar donde encontrar un libro. Ahora un libro solo no va a bastar. Ahora los chicos son del siglo XXI, pero los profesores son del XX y las escuelas, del XIX. El sistema está obligado a cambiar”, concluye.

6. Ocio y tiempo libre: “Llegará la era del ocio digital”
En el siglo XX se relacionaba el ocio con el tiempo libre. Pero en el siglo XXI se va a desvincular totalmente del tiempo. “El ocio ha pasado a ocupar el espacio que antiguamente ocupaban las ideologías y la práctica religiosa”, dice Manuel Cuenca, director del Instituto de Estudios de Ocio de la Universidad de Deusto. En su opinión, las personas no querrán reducir el ocio a un espacio apartado y reservado de la jornada, sino que lo repartirán en píldoras distribuidas en varios momentos del día. De hecho, es algo que ya hacemos cuando viajamos en el metro y leemos el periódico al mismo tiempo. Esto irá a más. Los niños ya miran películas en el coche; ya hay pequeñas burbujas de ocio en la vida laboral, como chatear desde el ordenador de la oficina. De alguna manera, tendremos en el futuro menos tiempo libre, pero esto no será un problema para el ocio, porque gracias a la evolución tecnológica, lo incrustaremos. “El tiempo digital será diferente del tiempo real. Se podrán disfrutar cosas de noche y de día y compartirlas en la web. Todo se vivirá como si fuera presente”, sostiene Cuenca. A nivel cualitativo, se experimentarán cambios. “Todo estará menos centrado en el producto y más en la experiencia, lo que supone también una organización y preparación previa (del viaje o de la actividad)”. Por mucho que se disparen los precios, la gente seguirá viajando, porque lo tiene totalmente asumido en su estilo de vida. En cuanto al cine, el teatro o los conciertos, esta oferta seguirá existiendo como residuo de ocio de masas para compartir. “Habrá una mayor conexión entre la audiencia y la programación, la trama y los temas, que podrán elegirse a la carta”. Último apunte: el ocio no tendrá edad. “Los que entrarán en la tercera edad en el 2030 estarán más en forma y disfrutarán de las posibilidades de ocio que en la actualidad tienen las personas de 40 años “. El ocio total.

7. Ciudades y urbanismo: “Las ciudades expulsarán el automóvil”
“El elevado impacto actual de la movilidad privada en el cambio climático y en el medio ambiente habrá convencido a los ciudadanos y a las administraciones de la necesidad del cambio en la movilidad”, asegura Antonio Font, catedrático de Urbanismo de la UPC. “Habrán debido disminuir significativamente los desplazamientos en automóvil en las ciudades, para ser sustituidos por eficientes sistemas de transporte de alta capacidad (cercanías, metro, tranvía, etcétera.). El automóvil deberá ser utilizado en todo caso fuera de las ciudades, donde existirán unos aparcamientos disuasorios exteriores, bien ligados a las líneas de transporte colectivo. Ambas modalidades utilizarán energías limpias (electricidad, hidrógeno, etcétera.) menos contaminantes. Por el interior de la ciudad, el transporte público, los peatones, las bicicletas y otros vehículos de transporte individual serán la cara visible de una movilidad más amable, que reclamará la existencia de espacios adaptados para su desarrollo (carriles bici, paseos y boulevards, etcétera)”. Asimismo, indica Font, “los parques y jardines urbanos formarán parte de un sistema de espacios abiertos, en los que la recuperación de la producción agrícola y la explotación forestal será compatible con las actividades de ocio y esparcimiento ciudadano, garantizando un equilibrio entre los asentamientos urbanos”. En cuanto a los arquitectos estrella que han protagonizado el urbanismo en las últimas décadas, Font cree que “seguramente ya se habrá superado la epidemia municipal de confiar la modernización y mejora del paisaje urbano sólo a la aparición de edificios de arquitectos del star-system, cambiando el orden de prioridades en las intervenciones, anteponiendo la rehabilitación urbana a los nuevos crecimientos y planteando la vivienda y los servicios como tema central”.

8. Márketing y consumo: “Descuento a toda costa”
Fruto de las tendencias demográficas, aumentará el peso de los séniors, de los inmigrantes y de los ciudadanos que viven solos. “Todas estas categorías tienen algo en común: tienen rentas menores, consumen menos, tienen más tiempo, necesitan comprar en proximidad y están solicitados por muchas otras cosas. En resumen: necesitan el canal del descuento”, sostiene el profesor del Iese José Luis Nueno. La edad de lo barato o de low cost, en su opinión, se extenderá a muchos ámbitos. Gracias al boca-oreja y las redes sociales, el consumidor tendrá mucha más información y poder. También cambiará la composición de la cesta de la compra. “Después del alimento y del vestido necesitaremos cirugía plástica, conexión a internet, cursos de relajación, tutores para niños, cursos de idiomas, televisión de pago….”.

9. Demografía: “La era de la diversidad étnica”
No. Las ciudades occidentales no se van a colapsar bajo una ola incontrolada de inmigrantes. “No creo que las migraciones vayan a aumentar de forma destacable. Sí lo harán en términos absolutos, pero no en los relativos. No es probable que este porcentaje supere el 3% del total de la población mundial”, afirma Joaquín Arango, catedrático de la Universidad Complutense experto en migraciones. “Y esto ocurrirá por dos motivos: primero, los países receptores del primer mundo endurecerán sus políticas de control. Segundo, es de esperar que el nivel de vida en los países emisores mejore, con lo que la gente optará por quedarse”. En todos los países, y en particular en los occidentales, el aumento de los matrimonios mixtos producirá sus frutos. “Va a aumentar la diversidad humana, en el sentido de que tendrá lugar una mezcla de etnias y de culturas que puede llegar hasta el 30% del total. No porque aumente la inmigración, sino porque la que ya ha habido (entre reagrupamientos y la irregular) empezará a reproducirse. De la primera generación de inmigrantes en algunos países se pasará a la segunda”, sostiene Arango. “Esta segunda generación estará mas integrada en términos de lengua y cultura, pero al mismo tiempo habrá mas tensiones sociales porque sus expectativas, ante el trabajo precario, podrán quedar frustradas”, advierte. El escenario en Europa será una incógnita. “Será interesante saber dónde se encontrarán sus fronteras. Tal vez Georgia, Armenia, Cáucaso, con lo que la diversidad étnica irá aumentando”. Viviremos más años. La esperanza de vida aumentará hasta los 85-86 años. En Europa la natalidad repuntará, aunque no alcanzará la tasa de reemplazo. En EE.UU. se mantendrá una sociedad joven. España superará los 50 millones de habitantes, pero ya no habrá la ola inmigratoria de la última década.

Artículo publicado en La Vanguardia por Piergiorgio M. Sandri y Mayte Rius, 26 de diciembre de 2009
http://www.lavanguardia.com/gente-y-tv/noticias/20091226/53853008081/como-seremos-dentro-de-20-anos.html#ixzz2Aly8dFUw

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