La moda ha perdido su brillo

La moda es un negocio multimillonario y ha dejado de ser exclusivo, expandiéndose a más sectores, pero causando polémica como es el caso de John Galliano y de Christophe Decarnin.

Anteriormente la moda era exclusiva para un sólo sector; sólo la nobleza podía hacer uso de los artículos de lujo, inalcanzable para la sociedad y deseada por los aristócratas. Hoy se ampliaron los mercados hasta permitir que el factor económico, sea la única barrera para alcanzar un pedazo de lujo.

El diseñador que fue pionero en combinar la formula; arte/moda/negocio fue el talentoso Charles Frederick  Worth, un genio de la mercadotecnia, utilizando a las modelos en sus pasarelas y publicando sus creaciones en las celebridades del momento, logrando hacer de su marca, Worth, todo un éxito entre la sociedad.

La moda expresada como arte tuvo su fin desde que Christian Lacroix, un diseñador que en verdad creaba arte, entró en quiebra hace unos años.

El lujo de la moda ha perdido brillo desde que el diseño se basa en marcas y ganancias, y no tanto en calidad y exclusividad, aunque la moda siempre ha tenido un rol importante en la evolución de la sociedad, teniendo influencia en las decisiones políticas, económicas, educativas y artísticas.

Hoy en día los creativos de las grandes casas de moda deben transformar sus ideas en un negocio multimillonario. Con la mercadotecnia implementada a la moda, se hizo más deseada y accesible para más sectores económicos; actualmente, el sector mundial de la moda de lujo esta estimado en $130 billones de dólares, generando ingresos importantes en Francia, Italia, España, Estados Unidos, China e India.

La crisis a principios del 2000, hizo que LVMH, la compañía de bienes de lujos más grande del mundo inventara las ventas por Internet, vendiendo bolsas y artículos de marcas a precios accesibles y generando una gran demanda de réplicas de marca.

En estos tiempo los consumidores de marcas de lujo, quieren ser tratados de manera especial, logrando que las casas de moda generen servicios a cliente, implementando las campañas publicitarias y la comunicación directa con celebridades, ya que estas tienen una influencia tremenda en los consumidores.

Este fenómeno es cada vez más grande gracias a los avances tecnológicos; la información y la comunicación, series de televisión y películas que hacen a los consumidores estar a la moda, y quieren ser parte de ella.

Estrellas internacionales como Madonna, Kate Moss, Sarah Jessica Parker tienen más influencia en los consumidores que figuras políticas como Tony Blair o George Bush.

Todo mundo quiere un pedazo de lujo y vivir la experiencia, logrando que las marcas exclusivas generen expansión de mercado con productos menos costosos con la misma calidad.

José Luis Nueno, profesor de marketing de IESE Business School asegura: “antes imponía el gusto y las pautas temporales. Una colección se presentaba a seguidores que estaban dispuestos a pagar y esperar. Les gustaba que fuera escaso y único. Eso ha cambiado, el mercado es educado por cadenas que venden centenares de millones de unidades. Donde antes había dos temporadas al año ahora hay 20 o 25 propuestas. Se genera la expectativa de que todo el mundo debe ofrecer más novedades. Ahora todo tiene que venderse. Hay menos tolerancia al delirio creativo”.

Excesiva presión, demanda, adicciones y descontrol es lo que ha provocado que hoy los directores creativos de las marcas más importantes del mundo se encuentren en crisis personales, como lo sucedido con el director creativo de Christian Dior; John Galliano, quien en un estado de ebriedad realizó comentarios antisemitas y le costó su puesto.

El diseñador de la marca francesa Balmain, conocida por ser rebelde, sensual y moderna  gracias a Christophe Decarnin, quien fue el gran ausente del último desfile en Paris y se rumora que no colaboró en la creación de la colección. Esta última fue creada por su equipo y la estilista Melanie Ward.

Más tarde el diseñador fue internado en un hospital mental por colapso de nervios y depresión. Tras 5 años de colaboración con la firma francesa, fue despedido por razones no comentadas.

La moda cada día pierde brillo; la demanda masiva, el consumismo, la agitada y adictiva vida de varios diseñadores creativos, como lo comenta el diseñador Azzedine Alaïa a Women’s Wear Daily (WWD): ”El ritmo es inhumano. Es demasiado. Demasiadas colecciones y presión”.

El poder de la moda ha disminuido. Hoy en día, lo que importa es hacer dinero y no arte con ella, siendo una fantasía y deseo para muchos pero convirtiéndose en histeria y desafío para otros.

 

Artículo publicado en Sexenio/Sección Lifestyle por  Julie Hidalgo Chedraui, 10 de abril de 2011  

http://www.sexenio.com.mx/articulo.php?id=3819

 

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