¿Existe el accesorio “Eco”?

Green. Superada la era de los logos. esta es la nueva etiqueta al alza que casi todas las firmas y diseñadores desean colgarse. ¿El problema? Que de tanto usar dicha palabra, corremos el peligro de vaciarla de significado. La respuesta a la pregunta que planteamos como titular de este reportaje es tan ambigua como las propias interrogaciones: ¿Existe el accesorio  eco? Depende.

Basta echar un vistazo a las tendencias que trae esta primavera verano para comprobar que frente al cuero, la piel o el plástico, la rafia o el corcho se han posicionado como los materiales de la temporada. El diseñador americano Brian Atwood. famoso por sus exquisitos zapatos, ha lanzado un modelo que recuerda al lipo de calzado que en plena Segunda Guerra Mundial invadió Europa. Eran tiempos de carestía en los que sólo existia excedente de corcho. Y las mujeres no dudaron en encaramarse sobre tacones hechos de él. Su motivación no podía estar más alejada de la voluntad de sostenibilidad. Tampoco las marcas los habían fabricado con ese propósito. En términos contemporáneos. Atwood explica: «El signo de los tiempos viene marcado por el respeto al medio ambiente. Todos tenemos, en mayor o menor medida, que contribuir a la tarea de conservar el planeta». A la propuesta de Atwood se suman las de Gucci o Donna Karan con complementos que hablan por si mismos el lenguaje del compromiso. Pero no es tan fácil. La forma debe ir seguida de un fondo. « Autodenominarse como una marca ecológica implica una fuerte inversión en I+D. Una camiseta de algodón no es ecológica sólo porque esté hecha con hilo vegetal. Hay que cuidar todo el proceso de fabricación. El diseño verde exige que los tejidos no hayan sido tratados con químicos agresivos, que los modelos no se confeccionen en talleres de explotación y que se vendan conforme a los principios del comercio justo», cuenta José Luis Nueno, profesor del ISEM – Fashion Bussines School. Como se puede observar, nos movemos pues en un terreno angosto en el que los buenos propósitos no siempre encuentran su viabilidad comercial. Hacer las cosas bien tiene un precio. Y el comprador no siempre está dispuesto a pagarlo.

Aunque si nos aferramos al último estudio sobre pautas de consumo realizado por el grupo de comunicación Havas, un 70% de los entrevistados prefiere un producto responsable desde el punto de vista del medio ambiente, frente a otro que no lo es: y un 38% está dispuesto a pagar más por este. «Empieza a ser palpable el interés de una parte de los consumidores por los productos y conductas menos dañinas para el medio ambiente, y las empresas, al observar esta inclinación, están muy atentas a la tendencia», apunta Aurelio García, director de Análisis y Proyectos de la Fundación Ecologia y Desarrollo (Ecodes), subvencionada por el Ministerio de Medio Ambiente. «La gente compra motivada por el diseño del accesorio. Si les gusta, se lo llevan. Y no hacen más preguntas», rebate Nueno.

De ese cambio en la mentalidad del consumidor podemos asegurar lo siguiente: viene impulsado por las propias marcas, que buscan integrarse dentro de un nuevo concepto de lujo, en el que la identificación se da con los valores que estas transmiten. Porque más alla de la estética, estaría la ética. A este respecto, merece mención aparte la marca española Ecoalf, que apunta tan alto como verde. Elaborados a partir de envases de agua y redes de pesca, sus complementos son 100%  reciclados y reciclables. Cuando vieron que algunos productos, como las maletas, necesitaban de un soporte sólido para reforzar su estructura, en Ecoalf no quisieron transigir. Esas protecciones suelen estar hechas de PVC y eso no es una alternativa sostenible. Asi que decidieron inventársela. El equipo de la firma desarrolló un material con anhídrido carbónico y agua conocido como el TPE. Muy resistente, pero totalmente biodegradable. En 2009 su patente ganó el Premio Fomento de Medio Ambiente
Ésta claro que el cambio climático, a mayor gloria de la crisis, ha removido conciencias a nivel global. Pero, en una industria caracterizada por la voracidad, ¿es la ecología una tendencia más? «Ajustar todo un mercado a la sostenibilidad no  es algo que se pueda hacer de un dia para otro. Las bases ya están puestas Se han cimentado en el plano ideológico. El resto, ya vendrá», asevera Nueno. The “Climate Project” seria un ejemplo de esto. Se trata de un manifiesto ecologista elaborado por Adolfo Domínguez en el que la firma expone su apuesta por el lino y las libras sintéticas derivadas de la celulosa porque son una opción más sostenible que la del algodón.

 
Se recoge la opinión de José Luis Nueno en este artículo publicado en Vogue, el día 01 de Mayo de 2011

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